El decano de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona asegura que el posible éxito vendrá más de la capacidad de respuesta ante las resistencias y disfunciones que del diseño mismo. Plantea impulsar reformas progresivas, analizar sus efectos e introducir los cambios que generarán menor tensión social e institucional.
Es el actual decano de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona y tiene una vasta experiencia en el tema. Actualmente está interviniendo en programas de reforma educativa en España y Latinoamérica y el próximo 11 octubre estará en Chile en el marco del congreso internacional Duoc-UC, “La educación técnico profesional al servicio de Chile”. El académico Joaquín Gairín Sallán analiza la reforma educacional impulsada por el Gobierno de Michelle Bachelet y aunque valora la búsqueda de igualdad alerta que eso no necesariamente trae consigo calidad.
¿Cómo visualiza el estado actual de la educación chilena?
-Mi conocimiento de la educación chilena se reduce a las lecturas que sobre la misma realizo y a los reiterados contactos que tengo con docentes e investigadores chilenos como asistentes a encuentros científicos o como investigadores a los que dirijo su trabajo. En este contexto, cabe situar mis comentarios y observaciones. Desde mi punto de vista, el sistema socio-económico y educativo chileno se puede caracterizar de estable y mantenido en el tiempo, lo que explica que haya mejorado su imagen y resultados en las últimas décadas y en el conjunto de países iberoamericanos. Los resultados muestran cuotas de eficiencia y evidencian desarrollos interesantes; pero también identifican la persistencia de grandes desigualdades entre grupos sociales en lo que afecta a los servicios básicos y la dificultad para disminuir las brechas existentes.
O sea, se puede mejorar.
-A nivel educativo, destacaría la alta inversión que se realiza y que permite desarrollar y mantener una apuesta decidida por algunos programas educativos. No obstante, los recursos económicos han servido en muchos casos más para estimular el interés económico por la educación que para impulsar avances en una educación de calidad y para todos los ciudadanos. Llama la atención, al respecto, el que se siga cuestionando con gran intensidad la utilización de la educación con afán de lucro y la enorme brecha que existe y se amplía entre la educación de titularidad pública y privada (subvencionada o no).
La Presidenta Michelle Bachelet emprendió, como respuesta a manifestaciones populares, una gran reforma educacional, ¿qué opina de ese impulso?
-Entiendo y espero que la respuesta del Gobierno a las manifestaciones no sea la única razón por la que se impulsó la Reforma y en su base también haya razones de justicia social y un reconocimiento de la relación existente entre una mayor educación de la ciudadanía y mayor democracia. La educación es uno de los ejes vertebradores de las sociedades avanzadas y, desde este punto de vista, debe de ser tarea fundamental de los gobiernos el garantizar su desarrollo para todos. Me parece necesario que el Estado asuma este reto y garantice mediante los controles necesarios que la organización y desarrollo de la educación sirva al desarrollo de las personas y a su socialización personal y profesional, más allá de que en su operativa puedan intervenir tanto iniciativas públicas como privadas.
Uno de los primeros proyectos aprobados fue el que puso fin al lucro, el copago y la selección, ¿cree que es una iniciativa que pueda fortalecer la educación en el país?
-No puedo juzgar en detalle el proyecto que se menciona, por no conocerlo en su totalidad ni tener información contrastada de los afectados. No obstante, rechazo el que la educación sea objeto de lucro o sirva a intereses económicos o ideológicos, lo que no puede interpretarse como una negativa a ver la dimensión económica que también tiene la educación (y que nos obliga a plantearnos cuestiones relacionadas con la eficacia y eficiencia en la utilización de los recursos) y asumir el debate sobre los valores que debe de transmitir, incluyendo el análisis de lo que precisa una sociedad moderna, de lo que quiere la ciudadanía y lo que se debe de rechazar por dogmático y excluyente. Las opciones señaladas y mencionadas en la pregunta se insertan en lo que entiendo ha de ser un modelo educativo avanzado para una sociedad democrática. Pero el problema, a menudo, no son sólo los principios sino y sobre todo la manera de llevarlos a la práctica. El reto, en este sentido, es recuperar poco a poco la educación al servicio de la personas y de la sociedad y en ese proyecto pueden y deben de colaborar las iniciativas públicas y privadas. La escuela de titularidad pública y privada subvencionada conviven en muchos países, mantienen compromisos comunes con la calidad y la equidad y se respetan mutuamente. Conseguirlo exige asumir un proyecto común y darse tiempo para ir mejorando las disfunciones que siempre existen.
El Gobierno ha impulsado la gratuidad universal en la educación superior, sin embargo, ha recibido una serie de críticas, las principales es que el Estado no debe subsidiar a los más ricos, ¿está de acuerdo?
-El acceso a una educación de calidad debe de garantizarse como derecho básico de todos los ciudadanos. De todas formas, y si tenemos en cuenta la limitación de recursos económicos que a veces existen, la prioridad sería garantizar el acceso, permanencia y egreso en la escolaridad obligatoria y, posteriormente, ampliar esa posibilidad a etapas previas y posteriores. De todas formas, no sólo se trata de la cantidad de personas que puedan acceder a las distintas etapas educativas sino que también hay que garantizar que el servicio que se les ofrece es de calidad y llega a todos los que lo necesitan. Desde un contexto externo al país sorprende que se planteen reformas tan importantes como la gratuidad en todas las etapas educativas y se pretenda hacer de una manera generalizada y con carácter inmediato, cuando la prudencia aconsejaría un plan de desarrollo (a lo mejor ya existe) que, con esa misma finalidad, impulsara reformas progresivas, analizara sus efectos y se diera tiempo para introducir los cambios que generarán menor tensión social e institucional. Y a nivel coloquial sí que podría decir con envidia “pues parece que los chilenos tienen mucho dinero por los cambios tan importantes que promueven y no han podido abordar otros países. ¡que les vaya bien¡”
¿La gratuidad debería incluir también a los CFT e IP?
-Las instituciones que organizan esta formación exigen recursos y los precisan para realizarla, pudiendo desarrollar adecuadamente su actividad si, vía del Estado, de los particulares o de ambos, los consiguen. Se debe garantizar la viabilidad económica de las instituciones, pero también rechazar la educación como especulación económica por las razones que apuntaba en anteriores respuestas.
Con todo, ¿considera que la Reforma ayudará a mejorar la calidad?
-No conozco el proyecto ni en su totalidad ni en la forma como se quiere desarrollar. Entiendo y comparto los principios que lo apoyan, pero eso no es suficiente para garantizar una buena realización. Tan importante son las reformas estructurales como las operativas, aprendizaje ratificado en los muchos estudios que hemos realizado en varios sistemas educativos. El éxito vendrá más de la capacidad de respuesta antes las resistencias y disfunciones que se den que del diseño del cambio.
Fuente: pulso.cl